lunes, 25 de enero de 2010

MENDILIBAR

Hacía un año que no actualizaba mi blog.

He estado en activo y me cuesta escribir cuando tengo un equipo para expresarme.

Sin embargo me apetece hacer algún comentario y por eso acudo a mi espacio propio, en donde escribo lo que quiero sin tener que rendir cuentas, ni agradar, ni desagradar.

En las últimas semanas y como siempre debido a los malos resultados, ha salido a la palestra un ejército de difamadores que vomita su hiel contra un profesional contrastado y por el solo motivo de su propia frustación e incapacidad.



Comprendo que la prensa ataque a un entrenador en un momento delicado, ya que su negocio consiste en vender programas, periódicos o espacios de televisión o radio.

Cuanto más se agite el asunto seguramente haya más clientes, más publicidad, más dinero.

Es su negocio. No tienen que haber trabajado, ni estudiado ni emplear tiempo en conocer una profesión como la del entrenador.



Comprendo también a los aficionados que descontentos con los resultados necesitan identificar a un culpable.



Comprendo que haya técnicos que hagan un análisis de la situación del Valladolid con los datos de que disponen.



Pero hay algo que me irrita, y es que entrenadores titulados, con experiencia en juveniles o poco más, que no viven del fútbol y que no tienen ninguna autoridad en este mundo, tengan el atrevimiento de hacer declaraciones en medios de comunicación, arremetiendo contra un compañero (salvando las distancias) que se ha distinguido por su profesionalidad y su buen hacer.



Solo decir que Guardiola se ha declarado admirador de Mendilibar y aquí la colección de Chiquilicuatres locales, eso si, con la colaboración de quienes les dejan los micrófonos, no tienen ni pudor ni vergüenza en escupir y dilapidar a un "compañero" que solo trabaja como él entiende para intentar mejorar.



Son los Belenes Esteban del fútbol. Cualquier cosa por salir en los medios.



Se que aún quedan algunos entrenadores con dignidad.