viernes, 23 de marzo de 2012

CAFÉ CON BORGES, GALEANO, ECO, CAMUS, UNAMUNO Y UMBRAL

"El que solo sabe de fútbol, ni de fútbol sabe." Creo que lo dijo Menotti.
 Yo he quedado en mi café bitácora con unos cuantos personajes que a lo mejor de fútbol no saben mucho pero quería preguntarles por su opinión del fútbol y estas son las respuestas:


Borges

 "El fútbol es popular porque la estupidez es popular". "Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos".
 "La idea que haya uno que gane y que el otro pierda me parece esencialmente desagradable. Hay una idea de supremacía, de poder, que me parece horrible".
 "El fútbol en sí no le interesa a nadie. Nunca la gente dice 'qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi, claro que perdió mi equipo'. No lo dice porque lo único que interesa es el resultado final. No disfruta del juego".
 “Que raro que nunca se le haya echado en cara a Inglaterra haber llenado el mundo de juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el fútbol. El fútbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra".
 Borges era un enemigo número uno del fútbol, y lo demostró durante la realización del Mundial de 1978, precisamente en su país. El día que Argentina debutaba en la Copa, se le ocurrió realizar una conferencia sobre el tema de la inmortalidad, con el único fin de dar la espalda a tal acontecimiento.

 Eduardo Galeano

 “El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía. Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad”.


 Umberto Eco


 “Yo no odio el fútbol, yo odio a los apasionados del fútbol. No amo al hincha porque tiene una extraña característica: no entiende por qué tú no lo eres, e insiste en hablar contigo como si tú lo fueras. No es que a él no le importe nada que a mí no me importe nada. Es que no consigue concebir que a alguien no le importe nada. No lo entendería ni siquiera si yo tuviera tres ojos y dos antenas sobre las escamas verdes del occipucio“.

 Albert Camus


 “Lo jugué varios años en la Universidad de Argel. Me parece que fue ayer. Pero cuando en 1.940 volví a calzarme los zapatos, me di cuenta de que no había sido ayer. Antes de terminar el primer tiempo, tenía la lengua afuera como uno de esos perros con los que la gente se cruza a las dos de la tarde en Tizi-Ouzou. Después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol, lo aprendí en el Racing Universitario de Argel“.


 Unamuno


 “¡El deporte de ver jugar, claro! y no el de jugar. Porque hay ya el «aficionado» footbalístico, que no da patadas al pelotón, pero acaba por convertir en un pelotón su cabeza en fuerza de discutir jugadas y jugadores. Y el daño mayor que está haciendo el football entre los chicos no es en el cuerpo, sino en la inteligencia. El público de los partidos de pelotón es aquí el mismo que el de las corridas de toros y no más culto.

 Francisco Umbral

 Creo que en más de medio siglo me llevaron sólo una vez al fútbol, y lo encontré aburridísimo, repetitivo y dominguero. Sólo hacia el final del partido me enteré de que la camiseta de rayas moradas era la nuestra. Por culpa del Real Valladolid yo leí a muchos clásicos españoles, que es lo que había en todas las casas.Terminado el periódico, que duraba justo lo que un partido de fútbol, me echaba yo a la calle a recibir malas noticias, que Coque, el gran futbolista, el más popular del equipo, había fallado el cuero a los extremos, y eso, por lo visto, había que llorarlo mucho. Leo en estos días que el fútbol es un deporte muy bello. Bien, pero también nuestra primera novia era una señorita muy bella y no pasábamos el domingo con ella descifrando penaltis. Pero uno, cree que los ultras del fútbol no son sino la verdadera cara de este espectáculo, la verdad no dicha de un juego que ya no tiene nada que ver con aquel culto deporte de los caballeros ingleses. La rebelión de las masas es semanal (ahora casi diaria) y se limita a los estudios. Pero en verdad todos estamos deseando que se produzca la patada, el mordisco, la zancadilla. Lo que calienta el furbo - porque esto no es fútbol- es ver cómo un ídolo que vale millones rueda por el césped gritando y maldiciendo. Un gol no es sino la metáfora de un fusilamiento. "El hombre que trabaja y juega", del filósofo se ha convertido en el hombre que vocifera e insulta. El furbo ya no es un juego, sino una guerra de etnias, de millones, de figuras, una guerra que, irónicamente, la capitanean unos cuantos extranjeros sin otro patriotismo que el dinero. Cobran por brindarnos cada semana o cada día un espectáculo de "canibalismo primaveral", como titulaban los surrealistas, de antropofagia deportiva. El gran espectáculo cultural de España y parte de Europa es una guerra a muerte, con el balón como disculpa, un odio del hombre contra el hombre, como en el circo romano. Tampoco importan los países o regiones representados en la camiseta. Los ganadores son siempre los mismos, y no por deportividad sino por dinero: el que se gastan en traer dioses con el menisco de barro.

 Bueno, es su opinión, otro día quedo con gente más divertida, cantantes, monologistas o periodistas yihadistas que ahora hay muchos.