lunes, 28 de febrero de 2011

LA ENVIDIA Y EL FÚTBOL


Sé que tengo que escribir sobre la envidia y el fútbol, pero también sé que es un asunto muy delicado.

Los pecados capitales, que en otras sociedades se pueden llamar emociones negativas, siempre me han parecido un asunto interesantísimo, ya que de lo que tratan es de la miseria del alma humana.

Ya sabía yo que esto iba a ser complicado, ahora el tema del alma. Bueno, da igual, donde pone alma se puede poner mente, o corazón, o sentimientos, o esencia. Aquello que hace que los humanos seamos humanos.

Me encantó Seven, y siempre me hace reflexionar todo lo que tenga que ver con la codicia, la avaricia, la ira ...bueno os los sabéis todos no?.

En los últimos días llegué a la envidia reflexionando sobre determinadas actitudes que se observan en algunos vestuarios , y que vienen provocadas por situaciones de inestabilidad.

Lo primero que se detectan son algunas conductas destructivas del grupo y autodestructivas de algún jugador. Y empiezo a preguntarme qué pasa en esas situaciones. Y como soy un poco obsesivo, paso días dando vueltas a las cosas.

Consulto sobre emociones negativas y aparece la envidia delante de mí, y comienzo a leer un poco sobre ella a ver si encuentro camino por donde avanzar.

Lo primero que me sorprende es que la envidia está presente en nuestra vidas permanentemente, es más, se puede decir que es el motor que mueve la sociedad occidental, es el corazón de la economía de mercado y por tanto el paradigma en el que se mueve nuestra vida.

Me asombro de que una emoción destructiva y autodestructiva, que genera sufrimiento propio y que proyecta el sufrimiento a los demás, sea lo que nos mueve, pero creo que no me equivoco.

¿Qué es la envidia?

No quiero dogmatizar, pero hay que definirlo de alguna manera.

La envidia es un sentimiento de frustración insoportable ante algún bien de otra persona, a la que por ello se desea inconscientemente dañar.(el bien no tiene por qué ser necesariamente material, puede ser p.ej belleza, éxito, prestigio, felicidad). El envidioso odia y desearía destruir a toda persona que le recuerda su privación.

Este sentimiento forma parte también de ese rasgo humano, el narcisismo, desde el que el sujeto experimenta un ansia infatigable de destacar, ser el centro de atención, ganar, quedar por encima, ser el "más" y el "mejor" en toda circunstancia. Debido a ello, muchas personas se sienten continuamente amenazadas y angustiadas por los éxitos, la vida y la felicidad de los demás, y viven en perpetua competencia contra todo el mundo, atormentadas sin descanso por la envidia. No es ya sólo que los demás tengan cosas que ellas desean: ¡es que las desean precisamente porque los demás las tienen! Es decir, para no sentirse menos o "quedarse atrás". Este sufrimiento condiciona su personalidad, su estilo de vida y su felicidad.

Las formas de expresión de la envidia son muy numerosas: críticas, ofensas, dominación, rechazo, difamación, agresiones, rivalidad, venganzas...

Ahora bien, en el fútbol no observáis ese sufrimiento, por no ganar tanto como otros, o por no jugar tanto como otros, o por no jugar tan bien como otros...?

Y no notáis cómo se critica a otros, y cómo se ofende a otros porque son mejores o porque no podemos alcanzar su nivel...?

Y no os dais cuenta de cómo se quiere destruir al otro que es mejor, para eliminar la competencia y así ser nosotros los mejores?

Y no veis la amargura y el sufrimiento en la cara del envidioso, siempre quejándose, siempre criticando, siempre queriendo difamar, siempre tratando de destruir, siempre queriendo estar por encima...?

Bueno pues el envidioso nunca estará satisfecho. Nunca. Siempre habrá alguien a quien superar o algo que se quiera obtener. Aunque se gane, siempre se querrá ganar lo que haya ganado otro.

La envidia es un sufrimiento eterno que amarga al envidioso, al envidiado y a todo lo que lo rodea.

En el panorama futbolístico profesional veo ENVIDIAS con mayúsculas, pero en el aficionado también.

El fútbol como un microcosmos de la vida, me indica que también la envidia mueve las relaciones sociales, laborales, afectivas, económicas, profesionales...

Rodeados por la envidia o la no envidia, lo importante es no dejarnos guiar por sentimientos que nos hagan sufrir y nos hagan daño y que hagan daño a los demás.

Estemos más a nuestras cosas y disfrutemos de lo que hacemos sin tenernos que mirar en ningún espejo que nos distorsione el corazón.

PD: Algunas de las ideas expuestas aquí están extraídas de un trabajo de Jose Luis Cano Gil

lunes, 14 de febrero de 2011

DIOS Y EL FÚTBOL


Mourinho es el camino hacia Dios.

Hace unos días leí una entrevista a Xoxé en la que lucía su lado más tierno, y me sorprendieron dos cosas, una la siento igual y la otra de forma diferente que él.

Decía el mejor mister del mundo, que se le partía el corazón cuando tenía que hacer la convocatoria y dejaba fuera a algún jugador, y señalaba que le producía especial dolor no llevar a Granero.

Esa misma sensación la tengo yo cada semana, y no quiero que nadie me comprenda. Solo el que es entrenador y se ha enfrentado a ese momento de escribir la lista, puede saber de lo que hablo.
Pero también tengo que decir, que del mismo modo que a Mou le remueve el corazón de manera distinta dejar fuera a Granero, a mí me ocurre con un jugador de mi plantilla. Victor.

Yo veo cada entrenamiento, y sé que se esfuerza al máximo, nunca baja el listón, nunca baja la intensidad, siempre va el primero, nunca tiene una mala palabra, ni un mal gesto. Jamás deja de intentarlo y de darme argumentos para llevarlo. Jamás comenta nada para tratar de condicionarme.
Nunca me han llegado mensajes para tratar de influir en mis decisiones que viniesen del entorno de Víctor. Sé que se cuida y sé que quiere jugar y sé que entrena mejor que nadie y sé que se merece venir y jugar. Y sin embargo, casi todas las semanas va a jugar con el "B" sin rechistar.

Víctor es jóven y es tenaz y continúa esforzándose porque es listo y sabe que es la única manera , el único camino, para poder venir, para poder jugar y para ir haciéndose con el sitio que busca y que encontrará, si no le confunden de camino.

A los demás, también me jode mucho dejarlos fuera, pero solo hay 16 sitios.
Esta semana también ha habido un ejemplo de como se puede uno ganar el sitio, y es jugando muy bien cuando te toca. No hay que conformarse con estar entre los once que juegan de principio, hay que jugar bien, muy bien, para que yo no tenga dudas.
A veces tengo la sensación de que el jugador se marca como objetivo jugar de titular, y cuando está en el once, parece que ya ha cumplido. Se equivocan, el objetivo es jugar al máximo nivel, y como consecuencia se sigue de titular. Las depresiones por no ser titular no sirven más que para mantener el status. Ser titular o reserva no es ni un premio ni un castigo, es una consecuencia de dar más o menos de lo que se puede, y el que no da todo, ni lo da al máximo, cuenta menos.
Y no solo hablo de esfuerzo, hablo de inteligencia, de conocimiento de la tarea, de concentración, de control.... hablo de competir.
No quiero genio, ni rabia, quiero casta. Repito, repito, repito, insisto, insisto ,insisto...

Al final me he "enrollao".

La segunda cuestión que me sorprendió de la entrevista a Mourinho, fué que declarase que no temía a nada ni a nadie en el fútbol, que él solo temía a Dios y que era un Católico de profunda convicción.

Veis yo en esto estoy en el polo opuesto.

Yo no temo a Dios.
Dios y yo tenemos buen trato, tomamos el vermouth varias veces por semana, lo conozco y por tanto no necesito creer en Él, es como si necesitases creer en la existencia de tu novia o de tu hermano. Los conoces, comes con ellos, sales con ellos, hablas con ellos. Pues eso me pasa a mi con Dios, no le temo porque alterno con él y me parece buen tipo.
Me lo presentó Guillermo Carnero, que no se si es ateo, y es posible que me lo presentase por equivocación, aún tengo que comprobarlo.
Y es que a G. C lo conocí en internet a través de una diosa pagana, que un día dijo " internet tiene caminos que la razón no entiende", y yo dije Amén.

Sin embargo yo en el fútbol si que tengo temores, y es que a mí, me han dado cuchilladas ya por todos los sitios. No me las veo, y es que tengo las cicatrices por la parte de atrás. Las ha habido de todo tipo, de presidentes, directivos, entrenadores, jugadores, árbitros, bueno llevo unas cuantas marcas. No se si soy entrenador o José Tomás.

El miedo que me da el fútbol es que ya no me da miedo. Aquí se lanzan espadazos a diestro y siniestro y si te toca, te tocó. Las cuchilladas tienen sus ventajas, porque te vas a Bilbao a lamerte las heridas y aprovechas y ves el Guggenheim.
Monocromías de Ives Klein ,por ejemplo, que te hacen dudar de la forma de colgar los cuadros.

Yo ahora al que más temo es a Santi Cabezas, y eso que es buen tipo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

LUNES SAPO


Es Miércoles 9 de Febrero de 2011, y voy a escribir de los lunes hoy, porque si escribiese un lunes de los lunes seguramente me arrepentiría el mismo martes.

Los lunes dependen del fin de semana y lo que haya ocurrido en él.
Normalmente uno está tieso, sin cintura, pesado, cuesta arrancar.

Las tertulias de los lunes son sosas, resultados de fútbol, el tiempo y poco más....- bueno, hasta luego, me voy a por los berrinches-, se despide uno.

Para mí, como entrenador de fútbol, los lunes dependen totalmente del resultado del domingo.

Es mucho mejor jugar los sábados, así el domingo lo puedes utilizar para compensar y el martes puedes supercompensar.

El principio de compensación del entrenamiento no solo debería referirse al plano condicional sino también al aspecto psicológico.
Cada entrenamiento y cada partido es una carga psicológica, y si no compensamos, no podemos supercompensar.
El resultado sería sobreentrenamiento psicológico y por tanto fatiga, y por tanto disminución del rendimiento, y por tanto resultados negativos, y por tanto desastre.

Menos mal que nosotros siempre descansamos un día por lo menos. En el entrenamiento es más importante el descanso que las cargas. En esto me insiste mucho Chuchete, no se si es por convencimiento o si es fruto de la edad.

Este Domingo hemos empatado y ha sido muy difícil asimilarlo. Aunque somos conscientes de que el tropiezo forma parte del camino, nos jode mucho tropezar, porque parecemos tontos.

Los lunes posteriores a un empate o una derrota, los paso atragantado, con el sapo en el gaznate que no cuela. Y es que el sapo no cuela con café y churros, ni siquiera con un vino por bueno que sea, ni con cerveza. El sapo solo marida con ron o con whysky, y los domingos no es plan.
Lo que le faltaba al lunes!!!

Creo que no soy el único que tiene lunes críticos.
Marta escribe un blog y escribe muy bien, pero los lunes debe estar el sapo saltando por el teclado.

Menos mal que solo duran veinticuatro horas.