sábado, 7 de marzo de 2015

LA YIHAD ME RECONCILIA CON EL FÚTBOL

Esta semana hay tres episodios de mi psicótica relación con el fútbol que hacen que me esté produciendo una neurosis futbolística.

El primero se refiere al incidente en un campo de Cádiz en donde un numeroso grupo de aficionados, muy representativo del tipo medio consumidor de partidos de fútbol - esto lo digo yo- la emprendieron a insultos con una chica que hacía de juez de línea (árbitro asistente hoy). Las lindezas que le ofrecieron según el acta arbitral y la prensa fueron las siguientes: "guarra", "zorra", "puta",  "Ojalá Franco levantara la cabeza y os mandara a vuestro sitio, que es la cocina" o "Vete a fregar, que éste no es tu sitio". Para mitigar el rigor de esta barbaridad recuerdo que Blanca me envió un artículo sobre los lazos afectivos que se estrechan entre los aficionados a un mismo equipo, los cuales comparten grada y emociones cada domingo. 

El segundo episodio se refiere a directivos, también representativo del tipo medio de directivo de fútbol español, un sinvergüenza -esto lo digo yo también-. No he querido ni escucharlo, pero vamos, que en cualquier telediario hemos podido ver que se ha detenido a unos cuantos directivos españoles por amaño de partidos, ¡¡Amaño de partidos!!, claro que a los consumidores de partidos lo mismo les da, total en el párrafo anterior ya han puesto de manifiesto, en términos generales, su nivel "psíquico", vamos a decir, para no dañar.

Menos mal que la Yihad me ha reconciliado un poco con la esencia del fútbol. Ayer vi Timbuktú, una película de la República Islámica de Mauritania. Hay una secuencia en la que unos chicos, debido a la prohibición yihadista de jugar al fútbol, disputan un partido imaginario, sin balón. Las imágenes son preciosas y muy simbólicas. Ése es el fútbol que me gusta, el que se juega con el corazón.

Este juego da para mucho, resiste todo tipo de atrocidades, tontos , delincuentes, terroristas...No puedo dejar de amarte.

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