lunes, 22 de noviembre de 2010
LUNA, ALMERÍA, LILLO
Nunca he visitado Almería. Estuve a punto de hacerlo para una cuestión comercial con el Polideportivo Ejido, pero al final no lo hice.
Almería para mi era invernaderos y decorados de spaghetti western.
Ahora Almería es Luna, poesía y desierto.
El desierto como metáfora.
Poesía del desierto.
"Si quieres conocerte a ti mismo, adéntrate en el desierto".
Ya lo hizo Cristo, allí peleó contra él mismo y salió como Dios.
Luna tiene abiertas las puertas del desierto, de las palabras, del lenguaje poético y de autores que no se estudian en el bachillerato.
Yo siempre cruzo las puertas que se abren, seguramente por curiosidad. Y siempre aprendo.
Lillo se fue al desierto de Almería y seguro que también ha aprendido.Seguro que Almería es otra, un cofre de almas. Es autodidacta y por eso es creativo y comete tantos errores.
No se si rodeado de arena y soledad habrá visto a Dios o al diablo o quizá se haya visto a él mismo.
Aprecio a Juanma Lillo, fue "profesor" mio en un master y fué él quien me empujó a ver el fútbol y la vida en red. Me hizo reflexionar y pensar y buscar y leer y aprender y relacionarlo todo, porque todo está relacionado. Como Luna y Lillo, todo está interconectado. El desierto, los libros, el fútbol...
Siempre estaré agradecido a Juanma Lillo por haberme presentado a Fridjof Capra y su Trama de la Vida y su visión nueva e hipercompleja de las cosas. De Capra a Antonio Escohotado y su "Caos y Orden", y otra red de personas que piensan y escriben.
A Lillo lo echan al frío, al fuego, a las piedras y las espinas.
Es como castigarlo al paraiso.
Me alegro que le hayan despedido, perdía el tiempo.
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